El plan de Musk de recortar 2 billones de dólares del gobierno de Trump sería un desastre económico, pero no hablará sobre a quién perjudicaría.
Generalmente, las campañas políticas intentan darle un giro positivo a sus propuestas económicas y restar importancia a cualquier costo potencial. Pero con las elecciones presidenciales de Estados Unidos en la recta final, Elon Musk, quien se ha convertido en el partidario más ruidoso y visible de Donald Trump en las empresas estadounidenses, ha elegido un rumbo diferente: hablar del dolor económico que sus planes y los de Trump podrían infligir.